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sábado, 6 de febrero de 2016

Final Fantasy IV (01) - Introducción y tema de Cecil


Hace algo más de un mes comenté la banda sonora completa del Final Fantasy X. A diferencia de con la saga Suikoden, con la que decidí empezar por la primera entrega, o la saga Wild Arms, en cuyo caso empecé con el 5 porque es el que tenía más reciente, aquí me he decantado por otro factor. El factor descarte. 

Obviamente la del Final Fantasy X ya está, y la del X-2 la quiero hacer esperar un poco. Las OST de los Final Fantasy VI, VII, VIII y IX son mucho más extensas y complicadas de tratar. Los XI y XIV no los he tocado. Entre las opciones que quedaban, las mejores OST estaban entre el IV y el XIII... y he preferido este. Primero porque me gusta más, y segundo para alternar un FF "nuevo" como el X con otro más entradito en años.

Final Fantasy IV 01 - Opening Song
Motivante - *****



El Final Fantasy IV fue especial por muchos factores, y fue pionero en su género por otros tantos. A diferencia de los tres FF anteriores, los personajes tenían una personalidad y una clase muy propias y definidas. Esto es, cada uno tiene su trasfondo, su personalidad, y se dedica a algo muy concreto. En los anteriores, carecían de personalidad y simplemente les ponías a ser lo que tú quisieras, Mago Blanco, Ladrón, Guerrero... O tenían personalidad pero no clase. Aquí su clase viene establecida. Si un personaje es mago blanco será reconocido como gran curandero y no le gustará mucho luchar. Y si es mago negro hablarán de él como un mago destructor.

Además, fue la primera entrega con una plantilla amplia de personajes que van entrando y saliendo del grupo por motivos argumentales. Cada uno con un determinado peso en la historia. Y unos más útiles que otros. El sistema de batallas pasó de ser por turnos a en tiempo real, aumentando el dinamismo pero también la dificultad.

Final Fantasy IV 02 - Prelude 
Relajante - ****
(en youtube aquí)
La versión del tema clásico de FF en su versión para el FF IV. Preciosa, como siempre...

Este es el cristal del viento
La historia nos sitúa en un mundo que se mantiene vivo y estable gracias a la fuerza de los míticos cristales elementales. Cristal del viento, cristal de la tierra... Antiguamente los cristales quedaron repartidos entre los diferentes reinos, dándole a todos ellos paz y prosperidad, y permitiendo el equilibrio a niveles tanto natural como humano.

Sin embargo, hay un reino, Baron, que ha empezado a actuar de forma intolerable. El más poderoso en términos militares. El del protagonista, precisamente. Su rey, por motivos poco creíbles, ha empezado a ordenar a sus tropas, las más numerosas y poderosas del mundo, que invadan otros reinos. Pero no para conquistarlos y hacerlos suyos, no. Solamente para robarles su cristal.

Hacerlo no solo provoca problemas humanos y medioambientales. El mero hecho de que quiera coleccionarlos deja entrever que está tramando algo no muy bueno.

Final Fantasy IV 03 - Tema de Cecil - Red Wings
Intrigante - ***
(en youtube aquí)
A la cabeza de esa misión ruin y despreciable de robar los cristales por la fuerza, está nuestro héroe, Cecil, el comandante de las fuerzas aéreas de Baron, el orgullo del reino. 

Cecil es un caballero oscuro. Su fuerza reside en la oscuridad y se comporta de manera fría, como si viviera por y para las batallas y para servir a su amo. Ésto hace sufrir bastante a Rosa, una "amiga" de la infancia que sufre viendo en lo que se ha convertido.

Durante los primeros minutos de juego, asistimos a Cecil tratando de robar el cristal de otro reino. A su paso se encuentra con muchos soldados y magos del otro reino. A pesar de la promesa de que si les entregan el cristal les perdonarán la vida a todos, ellos luchan por protegerlo.

Durante el camino de regreso, Cecil siente algo que no esperaba sentir. Remordimientos. Remordimientos de haber tenido que matar a gente inocente para robarles algo que es suyo. Y dudas. Dudas sobre su monarca, sobre si verdaderamente quiere los cristales por el noble motivo que dice. Porque piensa que si tan malos fueran los de otros reinos, y tan mal uso dieran de ellos, no los protegerían como lo más amado y preciado que tienen con su propia vida.

Por la confianza que tiene con el rey, decide hacerle varias preguntas al respecto. Éste arde en cólera por la insumisión y decide castigarle mandándolo a una misión cualquiera junto a Kain, un guerrero dragontino. Antes de marcharse se despide de una afligida Rosa, y Kain, el mejor amigo de Cecil, se une a su viaje. Un viaje que cambiaría para siempre la vida de ambos.

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